¡No cometas este error! Así es como deberías manejar el pollo crudo

El pollo es un alimento básico en muchas cocinas del mundo, pero manejarlo de manera incorrecta puede poner en riesgo la salud de tu familia. Uno de los errores más comunes que la gente comete es lavar el pollo crudo antes de cocinarlo.

A pesar de ser una práctica habitual, esta acción puede propagar bacterias peligrosas en la cocina, aumentando el riesgo de enfermedades transmitidas por alimentos. En este artículo, te explicaremos por qué no debes lavar el pollo crudo y te daremos consejos esenciales para manipularlo de manera segura.

¿Por qué es un gran error lavar el pollo crudo?

Lavar el pollo crudo parece una medida higiénica, pero en realidad, es contraproducente. Aquí te explicamos por qué:

  • Propagación de bacterias peligrosas:
    Al lavar el pollo, las gotas de agua que salpican pueden esparcir bacterias como la salmonela o el Campylobacter en superficies cercanas, utensilios y alimentos.
  • Falsa sensación de limpieza:
    Las bacterias presentes en el pollo no se eliminan con agua corriente; solo la cocción adecuada puede destruirlas.
  • Aumenta el riesgo de contaminación cruzada:
    Los residuos de agua contaminada en el fregadero o encimera pueden contaminar otros alimentos o utensilios, incrementando las posibilidades de intoxicación alimentaria.

Te recomendamos: Esta es la manera correcta para guardar las verduras en la heladera y evitar su descomposición

Cómo manipular pollo crudo de forma segura

Para evitar riesgos y disfrutar de una comida saludable, sigue estos consejos clave:

  1. Evita lavarlo:
    Coloca el pollo directamente en el recipiente donde lo cocinarás. Esto minimiza las posibilidades de contaminación en la cocina.
  2. Lávate las manos y los utensilios:
    Usa agua caliente y jabón para lavarte las manos antes y después de manipular pollo crudo. Limpia cuidadosamente tablas de cortar, cuchillos y superficies con desinfectante.
  3. Separa siempre alimentos crudos de cocidos:
    Mantén el pollo crudo alejado de otros ingredientes, especialmente frutas, verduras y alimentos listos para consumir.
  4. Cocina a la temperatura adecuada:
    Usa un termómetro para alimentos y asegúrate de que el pollo alcance una temperatura interna mínima de 75 °C (165 °F).
  5. Almacénalo correctamente:
    Guarda el pollo crudo en recipientes herméticos en la parte inferior del refrigerador para evitar que los jugos se derramen y contaminen otros alimentos.

Con estas prácticas simples pero efectivas, puedes garantizar que tus comidas sean seguras y saludables para toda la familia. ¿Listo para dejar atrás mitos y adoptar estas recomendaciones? ¡Tu salud te lo agradecerá!