¿Cómo saber si un huevo está podrido? El truco infalible de la abuela que no falla

Muchas veces nos encontramos con huevos que llevan días (o semanas) en la heladera y no estamos seguros si aún están buenos para consumir. Abrirlos sin saber puede ser un error desagradable, pero por suerte existe un método casero, rápido y 100 % efectivo que nuestras abuelas han usado toda la vida: el truco del vaso con agua.

El truco del agua: simple, rápido y sin margen de error

Este método consiste en sumergir el huevo en un recipiente con agua. Solo necesitás un vaso o bol transparente y agua fría. A partir de cómo se comporta el huevo al entrar en contacto con el agua, podrás saber si está fresco, viejo o definitivamente podrido.

¿Qué observar?

  1. Huevo que se hunde y queda acostado en el fondo
    🔹 Estado: Muy fresco.
    🔹 Recomendación: Ideal para consumo directo, como huevos fritos o pasados por agua.

  2. Huevo que se hunde pero queda de pie o ligeramente inclinado
    🔸 Estado: Aún es seguro para consumir, pero no está tan fresco.
    🔸 Recomendación: Mejor usarlo cocido o en preparaciones como tortas o panqueques.

  3. Huevo que flota en la superficie
    Estado: No es seguro. Está descompuesto o podrido.
    Recomendación: Descartarlo inmediatamente sin romperlo.

¿Por qué funciona este truco?

A medida que los huevos envejecen, su contenido pierde humedad y gas, formando una cámara de aire interna. Cuanto más aire acumula, más flotará. Este proceso es natural, pero cuando un huevo flota completamente, indica una descomposición avanzada y la posible presencia de bacterias.

Consejos adicionales

  • No laves los huevos antes de guardarlos: Podrías eliminar la capa protectora natural de la cáscara.

  • Almacénalos en la parte más fría del refrigerador, preferentemente en su envase original y con la fecha visible.

  • Si un huevo presenta olor desagradable, cáscara pegajosa o manchada, es mejor descartarlo aunque pase la prueba del agua.

Con este sencillo truco del agua podés asegurarte de consumir huevos frescos y evitar sorpresas desagradables. No requiere romperlos, es rápido, seguro y lo podés hacer en cualquier momento. Una vez más, el saber tradicional de nuestras abuelas nos demuestra que la sabiduría casera sigue siendo una aliada confiable en la cocina.