5 tipos de carne que deberías evitar comprar.

Cuando vas a la carnicería o al súper, lo más importante es asegurarte de que la carne esté fresca y sea de buena calidad. Más allá del precio o de cómo se vea desde afuera, hay señales claras que te pueden ayudar a evitar una compra que después termines lamentando. Comer carne en mal estado no solo arruina una comida: también puede hacerte mal.

Acá te dejamos una guía simple para reconocer los tipos de carne que conviene evitar, y algunos consejos extra para elegir mejor.


1. Carne sin elasticidad

La carne fresca tiene una textura firme y elástica. Si apretás suavemente con un dedo y la marca queda hundida, sin volver a su forma original, es una señal de que ya pasó mucho tiempo desde que fue cortada. Ese tipo de carne puede estar echada a perder y provocar intoxicaciones.

Consejo: siempre tocá (con guante o servilleta) y buscá que la carne “rebote” al presionarla.


2. Carne inyectada con agua

Algunos vendedores poco honestos le inyectan agua a la carne para que pese más y parezca más fresca. Es un truco viejo, pero sigue pasando. ¿Cómo darte cuenta?

  • Pesa demasiado para su tamaño.

  • Está húmeda o resbaladiza al tacto.

  • Sale agua al presionarla.

  • Tiene una textura blanda, casi como puré.

  • Si ves que el carnicero tiene una toalla cerca de la carne para «secarla», sospechá. Esa carne se echa a perder más rápido y puede traer bacterias.


3. Carne sin olor o con mal olor

El olor es una de las claves más importantes. La carne de vaca fresca tiene un aroma suave y característico. Si no tiene olor a nada o, peor, si huele fuerte o raro, no la compres.

  • Sin olor: puede estar tratada químicamente o ser carne falsa.

  • Olor desagradable: probablemente esté en mal estado o venga de un animal enfermo

  • Consejo: confiá en tu nariz. Si algo no te cierra, mejor dejarla pasar.


4. Carne descolorida o ennegrecida

La carne de buena calidad es de color rojo brillante. Si ves que está:

  • Marrón oscuro o negra: estuvo mucho tiempo expuesta al aire y se está secando.

  • Babosa o pegajosa: señal clara de bacterias o putrefacción.

  • Importante: no confíes en la carne que está escondida entre otras, o que se ve fea y la ofrecen con descuento.


5. Carne picada preenvasada

Es cómoda, sí. Pero la carne picada ya procesada en el súper tiene varios problemas:

  • Suele incluir recortes o sobras de baja calidad.

  • A veces mezclan otras carnes más baratas (como cerdo) para bajar costos.

  • Es más difícil saber qué tan fresca es.

  • Lo ideal: pedí que te piquen carne en el momento, o hacelo en casa con una picadora. Es más seguro y sabés lo que estás comiendo.


Recomendaciones finales para comprar carne como un experto

  • Comprá en carnicerías de confianza o supermercados serios.

  • Fijate en el color, el olor, la textura y la elasticidad.

  • Pedí que te corten o piquen la carne delante tuyo siempre que puedas.

  • No te dejes llevar solo por el precio o el aspecto del envase.


Conclusión

Comer rico y seguro empieza en el momento en que elegís los ingredientes. La carne es un alimento sensible, y su mal estado no siempre se nota a simple vista. Pero si prestás atención a los detalles que te contamos acá, vas a poder evitar sorpresas desagradables y cuidar tu salud (y la de los tuyos).