Estas 4 partes de pollo están llenas de parásitos pero la gente todavía se los come.

El pollo es una de las carnes más consumidas en el mundo gracias a su sabor suave, su versatilidad en la cocina y sus beneficios nutricionales. Sin embargo, no todas las partes del pollo son igual de saludables o seguras para comer. Algunos cortes, aunque tradicionales en muchas cocinas, pueden representar un riesgo si no se preparan correctamente o se consumen en exceso.

En este artículo te explicamos cuáles son las cuatro partes del pollo que deberías evitar o consumir con precaución, para proteger tu salud y la de tu familia.


1. La piel del pollo

Aunque la piel crocante puede ser deliciosa, es una de las partes más ricas en grasa saturada. Esta grasa, cuando se consume en grandes cantidades, aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares y sobrepeso.

Recomendación: Si bien se puede consumir ocasionalmente, lo mejor es retirarla antes de cocinar o al momento de servir el pollo. Una alternativa más saludable es optar por carnes sin piel y combinar con vegetales y granos enteros.


2. Las mollejas (gizzards)

Las mollejas son parte del sistema digestivo del pollo y, aunque muchas personas las disfrutan, hay que tener cuidado: si no están bien cocidas, pueden contener bacterias peligrosas como la Salmonella.

Recomendación: Si vas a comer mollejas, asegurate de cocinarlas bien, a temperatura interna segura. Nunca las consumas crudas o poco cocidas. Además, lavá muy bien los utensilios y superficies que hayan estado en contacto con carne cruda.


3. El hígado de pollo

El hígado es una excelente fuente de hierro, vitamina A y otros nutrientes esenciales. Pero también tiene un alto contenido de colesterol. Consumido con frecuencia puede afectar los niveles de colesterol en sangre.

Recomendación: No hay que eliminarlo de la dieta si te gusta, pero sí consumirlo con moderación. Además, como ocurre con las mollejas, es fundamental que esté bien cocido para evitar enfermedades transmitidas por alimentos.


4. La sangre de pollo

En algunas culturas, la sangre de pollo se utiliza en recetas tradicionales. Sin embargo, su consumo puede ser riesgoso si no se procesa correctamente. La sangre puede contener microorganismos peligrosos que, si no se eliminan con una cocción a temperatura alta, pueden causar enfermedades graves.

Recomendación: Lo ideal es evitar el consumo de sangre de pollo, especialmente si no se tiene certeza sobre su origen y tratamiento higiénico.


Consejos clave para cocinar y conservar el pollo

  • Cocción segura: Siempre cociná el pollo hasta alcanzar una temperatura interna de 75 °C. Esto elimina cualquier bacteria peligrosa.

  • Conservación: Guardá el pollo crudo en un recipiente cerrado y separado de otros alimentos. No lo dejes fuera de la heladera más de dos horas.

  • Evitar la contaminación cruzada: Usá tablas y cuchillos diferentes para el pollo crudo y los alimentos listos para consumir.

  • Mejores cortes: Si querés una opción magra y saludable, elegí pechuga sin piel, que es baja en grasa y rica en proteína.


Alternativas si querés evitar ciertos cortes

  • Pollo sin piel ni vísceras: Elegí partes magras como la pechuga, el muslo deshuesado o el filete de contramuslo.

  • Sustitutos vegetales: Si estás reduciendo el consumo de carne, existen opciones a base de soja, legumbres o proteínas vegetales que imitan la textura del pollo y son más livianas.


Preguntas frecuentes

¿Puedo comer piel de pollo si la preparo al horno o a la parrilla?
Sí, pero con moderación. Aunque la cocción reduce parte de la grasa, sigue siendo un alimento alto en calorías.

¿Las mollejas son seguras si están bien cocidas?
Sí. Si las preparás correctamente, podés comerlas sin problema. Lo importante es evitar su consumo crudo.

¿Es bueno comer hígado de pollo todas las semanas?
No se recomienda comerlo a diario. Una o dos veces al mes es una frecuencia razonable si tu dieta ya incluye otras fuentes de colesterol.

¿La sangre de pollo es peligrosa?
Sí, salvo que haya sido procesada correctamente y cocinada a alta temperatura. Lo más recomendable es evitarla.


Conclusión

El pollo es un alimento nutritivo, pero no todas sus partes son igual de recomendables. Entender cuáles evitar o cómo cocinarlas de manera segura te permite cuidar tu salud sin dejar de disfrutar de este ingrediente tan popular.

La próxima vez que cocines pollo, tené en cuenta estos consejos. Pequeñas decisiones hacen una gran diferencia a la hora de mantener una alimentación segura y equilibrada.