Viajar sigue siendo una de las grandes alegrías de la vida, pero el cuerpo a los 70+ no responde igual que a los 50. Lo que antes era una travesía emocionante puede convertirse, sin una buena planificación, en una cadena de riesgos médicos, desajustes de medicación y gastos inesperados.
Este artículo no busca asustarte: busca darte poder para decidir con criterio y cuidar tu salud. Siempre consulta con tu médico de confianza.
6 razones para evitar viajes largos si tienes más de 70
1) Trombosis venosa profunda (coágulos por inmovilidad)
Qué pasa: Estar sentado 6–12 horas reduce el retorno venoso en las piernas, engrosa la sangre por deshidratación y favorece coágulos que pueden migrar a los pulmones (embolia).
Señales de alerta: dolor o pesadez en pantorrillas, hinchazón unilateral, calor local.
Cómo reducir el riesgo: hidrátate, camina cada 60–90 min, usa medias de compresión graduada, elige asiento de pasillo y consulta si precisas profilaxis si tomas anticonagulantes o tienes antecedentes.
2) Estrés cardiopulmonar por altitud, presión de cabina y climas extremos
Qué pasa: Las cabinas presurizadas equivalen a 1.800–2.400 m de altitud; hay menos oxígeno por respiración. El calor/humedad o el frío extremo exigen ajustes rápidos al corazón y pulmones.
Señales de alerta: falta de aire inusual, opresión torácica, mareo, palpitaciones, tobillos hinchados.
Cómo reducir el riesgo: destinos de clima templado, viajes más cortos, oxímetro portátil si tienes EPOC/IC, y plan con tu cardiólogo o neumonólogo antes de vuelos largos.
3) Infecciones más severas por inmunosenescencia
Qué pasa: Con la edad, el sistema inmune responde más lento; nuevos patógenos, aires acondicionados y aguas locales aumentan el riesgo de cuadros respiratorios o gastrointestinales.
Señales de alerta: fiebre persistente, diarrea con deshidratación, tos que empeora.
Cómo reducir el riesgo: vacunas al día (influenza, neumococo, COVID-19, según indicación), pautas estrictas de higiene, agua embotellada y elección de alojamiento con buena ventilación y limpieza.
4) Caos de medicación al cruzar husos horarios
Qué pasa: La adherencia horaria es crítica en fármacos como anticoagulantes, insulina, antihipertensivos o tiroideos. Cambiar de zona horaria provoca omisiones o duplicaciones.
Riesgos: sangrados o trombosis por anticoagulantes mal dosificados; hipo/hiperglucemias; descompensaciones tiroideas.
Cómo reducir el riesgo: plan escrito de ajuste horario validado por tu médico, pastillero con alarmas, medicación siempre en equipaje de mano y recetas digitales traducidas.
5) Más caídas y confusión en entornos desconocidos
Qué pasa: Hoteles y calles desconocidas (iluminación, escalones, suelos resbaladizos) + jet lag = triplicación del riesgo de caída. El esfuerzo cognitivo extra reduce la atención.
Cómo reducir el riesgo: planta baja o ascensor, barras de apoyo en baño, calzado antideslizante, ruta nocturna despejada hacia el baño, bastón o andador si ya lo usas.
6) Impacto económico y logístico de una emergencia en el extranjero
Qué pasa: Coberturas limitadas para preexistencias, pagos por adelantado, barreras idiomáticas, y evacuaciones médicas muy costosas.
Cómo reducir el riesgo: si viajas, verifica por escrito cobertura de preexistencias, copagos, tope de evacuación y red de hospitales; registra tu viaje en la embajada y lleva un resumen médico en tu idioma y en inglés.
¿Significa que no puedes viajar?
No. Significa viajar distinto:
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Prefiere destinos cercanos (3–4 h) y climas templados.
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Elige viajes por carretera con paradas cada 90 minutos.
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Considera cruceros con servicio médico a bordo si tu médico lo aprueba.
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Planea temporadas intermedias (evitas extremos de temperatura y multitudes).
Consejos prácticos antes de decidir
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Consulta previa (4–6 semanas antes): cardiología/neumonología/medicina clínica según tu historial.
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Checklist médico: resumen clínico en PDF (diagnósticos, fármacos, alergias), electro reciente si corresponde, contactos de emergencia.
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Plan de hidratación y movimiento: 250–300 ml de agua por hora de vuelo; caminatas cortas y flexo-extensión de tobillos cada 30–45 min.
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Equipamiento: medias de compresión graduada (si tu médico lo indica), oxímetro, bastón plegable, calzado con buen agarre.
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Medicaciones: esquema horario adaptado y validado, duplicado de recetas, pastillero con alarmas y stock extra de 5–7 días.
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Alojamiento seguro: planta baja o ascensor, baño con barras/ducha a ras, buena iluminación nocturna.
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Seguro adecuado: cobertura explícita de preexistencias, traducción de póliza, tope de evacuación ≥ el costo real estimado; teléfonos 24/7.
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Plan B cercano: identifica dos hospitales de buena reputación en el destino; registra tu viaje en la embajada/consulado.
Tus años dorados deben ser largos y de calidad. Si vas a viajar, que sea con el mismo cuidado con el que proteges tu salud cada día. A veces, lo mejor está más cerca: escapadas cortas, climas amables y planes flexibles que cuidan tu corazón, tu mente y tu bolsillo.