¿Es bueno cocinar con manteca de cerdo todos los días?

Cuando se habla de cocinar rico, la manteca de cerdo aparece como una vieja conocida. Abuelas y parrilleros la defienden a muerte porque aporta un sabor único y una textura inigualable. Sin embargo, en los últimos años se la ha mirado con desconfianza por su relación con las grasas saturadas y la salud cardiovascular.

Entonces surge la pregunta: ¿podemos usarla todos los días sin arrepentirnos después? La respuesta no es tan extrema como algunos creen. La clave está en cómo, cuánto y qué tipo de manteca elegimos.

¿Es bueno cocinar con manteca de cerdo todos los días?

El cerdo puede ser un alimento muy saludable si se maneja correctamente, y su grasa no es la excepción. La manteca de cerdo contiene:

• Ácidos grasos monoinsaturados (como el ácido oleico del aceite de oliva).
• Vitamina D en pequeñas cantidades.
• Un sabor y textura que elevan cualquier receta tradicional.

Sin embargo, también aporta grasas saturadas que, consumidas en exceso, pueden aumentar el colesterol LDL y el riesgo cardiovascular. Por eso, aunque sea deliciosa, no se recomienda usarla todos los días.

¿Entonces cuántas veces puedo usarla?

Una guía práctica y equilibrada sería:

Entre 2 y 3 veces por semana es un buen rango para la mayoría de las personas sanas.
✅ Si ya hay un consumo elevado de grasas saturadas en tu dieta, reducí aún más su frecuencia.
⚠️ Personas con colesterol alto o enfermedad cardiovascular deben consultar a su médico antes de incorporarla con regularidad.

La clave está en la moderación y en el equilibrio con otras grasas más saludables para el corazón, como el aceite de oliva o el de palta.

¿Con qué manteca conviene cocinar?

No todas son iguales. Si querés aprovechar sus beneficios y reducir riesgos:

• Elegí manteca de cerdo artesanal o casera, sin hidrogenar.
• Asegurate de que provenga de animales bien alimentados y sin exceso de aditivos.
• Evitá la manteca industrial con procesos que alteren la calidad de la grasa.

Además, el punto de humo de la manteca de cerdo es relativamente alto, lo que la hace apta para freír, sellar carnes o preparar masas que necesitan estructura firme.

Beneficios para el organismo de consumir manteca de cerdo

Cuando se usa con moderación y proviene de una buena fuente, puede aportar aspectos positivos a la salud:

1) Aporta energía sostenida

Al ser una grasa, libera energía lentamente, ayudando a mantenernos saciados por más tiempo.

2) Contribuye a la absorción de vitaminas esenciales

Vitaminas A, D, E y K necesitan grasa para absorberse correctamente. La manteca cumple ese rol en las comidas.

3) Puede apoyar al sistema inmunológico

El ácido oleico presente en la manteca es el mismo que en el aceite de oliva, asociado a beneficios cardiovasculares e inmunitarios.

4) Fuente tradicional de Vitamina D

Especialmente útil en regiones con poca exposición al sol. Aunque la cantidad no es altísima, suma dentro de la dieta.

5) Mejora sabor y textura, promoviendo una cocina más casera

Al cocinar más en casa y depender menos de ultraprocesados ricos en aditivos, ya hay un plus para la salud.

Consejos para usar manteca de cerdo con equilibrio

Combiná grasas según el tipo de preparación

Podés usar aceite de oliva para salteados rápidos y manteca de cerdo para un asado lento, un guiso tradicional o una masa crujiente. Cada grasa tiene su tarea perfecta.

Medí las cantidades

Una cucharadita puede ser suficiente para darle sabor a toda una preparación. No hace falta exagerar.

Cuidá el corazón sin abandonar el gusto

Si en tu dieta hay carnes rojas con frecuencia, quesos grasos o harinas fritas, quizá necesites bajar un poco la manteca y subir verduras, pescados y legumbres.

Mirá más allá del sartén

El estilo de vida completo importa: actividad física, descanso, hidratación y chequeos médicos periódicos equilibran cualquier elección culinaria.

En pocas palabras

La manteca de cerdo no es ni una villana ni una heroína. Puede ser parte de una cocina deliciosa y consciente si:

• la usás con moderación
• variás las fuentes de grasa
• elegís productos de buena calidad
• mantenés hábitos saludables en general