La rutina moderna, marcada por la tecnología, el estrés constante y el aislamiento, ha alejado a las personas de algunas costumbres simples que, según expertos, pueden hacer una gran diferencia en la calidad de vida.
El neurocirujano ruso Alexander Alekseev, con años de experiencia en salud cerebral y longevidad, ha compartido tres hábitos fundamentales que, si se aplican diariamente, pueden mejorar nuestra salud física y emocional.
1. No uses el celular en la cama: tu cerebro necesita desconectar
Para muchas personas, el celular se ha convertido en una extensión del cuerpo. Desde que despiertan hasta que se acuestan, están expuestas a pantallas, notificaciones y un flujo inagotable de información. Pero, según Alekseev, llevar el teléfono a la cama es uno de los peores errores que se puede cometer si se quiere descansar y proteger la salud mental.
La luz azul emitida por las pantallas afecta la producción de melatonina, la hormona del sueño, alterando los ritmos circadianos y dificultando el descanso profundo. Además, revisar noticias o redes sociales antes de dormir activa zonas del cerebro que deberían estar entrando en estado de reposo.
Consejo práctico: Deja el celular en otra habitación o, al menos, lejos de la cama. Antes de dormir, dedica 15 minutos a leer un libro, escribir o simplemente meditar en silencio.
2. Mira el cielo por las mañanas: el cuerpo necesita luz natural
Otro hábito simple que propone el neurocirujano es mirar el cielo durante los primeros minutos del día. Parece algo sin importancia, pero tiene una profunda repercusión en nuestro sistema nervioso.
Al mirar al cielo al despertar, permitimos que la luz natural estimule el cerebro, especialmente las regiones responsables del estado de alerta, el equilibrio hormonal y el estado de ánimo. Esto ayuda a sincronizar el reloj biológico y mejora la calidad del sueño nocturno.
Consejo práctico: Al despertar, abre las ventanas y sal al balcón, al patio o simplemente asómate para recibir la luz del sol durante unos minutos. Es un acto sencillo que puede cambiar tu día.
3. Toma una copa de vino con placer: moderación y conexión
Contrario a las recomendaciones que demonizan todo tipo de alcohol, Alekseev sugiere que una copa de vino tinto, disfrutada con calma y en compañía, puede tener efectos positivos en la salud emocional y cardiovascular.
La clave, dice, no está en el alcohol en sí, sino en la forma en que se consume. Una copa de vino al final del día, mientras se comparte una charla o se contempla una puesta de sol, actúa como un ritual de pausa y gratitud.
Consejo práctico: Si no tenés contraindicaciones médicas, permítete una copa de vino ocasionalmente, con atención plena, disfrutando del momento y del entorno.
Estos tres consejos, tan simples como profundos, invitan a reconectar con lo esencial: el descanso real, la luz natural y los pequeños placeres compartidos. ¡En tiempos donde todo corre, detenerse puede ser el verdadero camino hacia una vida más larga y significativa!