Las puertas de madera, aunque resistentes y duraderas, pueden deteriorarse con el tiempo debido al uso diario, golpes accidentales, humedad o cambios de temperatura. Una puerta dañada no solo afecta la estética de tu hogar, sino también su funcionalidad y seguridad.
Si bien la primera opción de muchos es llamar a un carpintero, en realidad existen métodos sencillos y económicos que puedes aplicar tú mismo para repararla y devolverle su buen aspecto sin gastar de más.
Cómo reparar una puerta de madera rota sin gastar en un carpintero
Reparar una puerta de madera en casa es más fácil de lo que parece. Con materiales básicos y un poco de paciencia, podrás devolverle su firmeza y estética en pocas horas.
Pasos para reparar una puerta de madera dañada
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Evaluar el tipo de daño
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Si es un golpe o hundimiento: necesitarás masilla para madera.
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Si hay astillas o partes desprendidas: deberás reconstruir la zona.
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Si el daño es por humedad: será necesario secar y sellar.
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Lijar la zona afectada
Utiliza una lija de grano medio para eliminar astillas, pintura suelta o barniz en mal estado. Esto permitirá que el material de reparación se adhiera correctamente. -
Rellenar con masilla para madera
Aplica masilla con una espátula, rellenando bien todos los huecos o grietas. En daños más profundos, aplica en capas y deja secar entre cada una. -
Dejar secar y volver a lijar
Una vez que la masilla esté completamente seca, pasa una lija de grano fino para alisar la superficie y dejarla uniforme. -
Aplicar sellador o imprimación
Esto evitará que la humedad penetre nuevamente y prolongará la vida útil de la reparación. -
Pintar o barnizar
Elige pintura o barniz para madera del mismo tono que la puerta para que la reparación quede prácticamente invisible.
Consejos para obtener un mejor resultado
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Usa masilla de buena calidad: asegúrate de que sea específica para madera y que permita lijar y pintar.
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Mantén la puerta seca: si la humedad es la causa del daño, soluciona primero la filtración o condensación antes de reparar.
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Limpia antes de reparar: retira el polvo y la suciedad para que los materiales se adhieran mejor.
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Protege con barniz: un buen barniz resistente al agua y rayos UV prolongará la vida de la puerta.
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Evita golpes: colocar topes en las paredes o en el piso evitará que la puerta sufra daños por impacto.