Las rejillas de las cocinas a gas son elementos fundamentales en la preparación diaria de alimentos. A menudo, se ven expuestas a derrames de salsas, aceites y residuos de cocción que, al ser sometidos a altas temperaturas, se carbonizan y forman una capa difícil de remover.
Esta acumulación de grasa y residuos no solo afea el aspecto de la cocina, sino que puede afectar el rendimiento del fuego y representar un riesgo para la salud si no se limpia adecuadamente.
Por eso, es importante incluir la limpieza de la rejilla como parte del mantenimiento regular de la cocina. Afortunadamente, existe un método sencillo, casero y económico que permite eliminar la grasa endurecida con eficacia y sin demasiado esfuerzo.
Este artículo detalla cómo llevarlo a cabo y ofrece recomendaciones prácticas para mejorar los resultados. También, podrás visualizar el procedimiento en el siguiente vídeo del canal de Consejos para el hogar:
Ingredientes necesarios
- 2 bolsas de plástico grandes con cierre hermético
- Amoníaco (aproximadamente 50 ml)
- Guantes de goma
- Esponja metálica
- Detergente para platos
- Agua caliente
Instrucciones paso a paso
- Preparar la rejilla: Coloque la rejilla sucia dentro de una bolsa de plástico y luego introdúzcala en una segunda bolsa para evitar fugas.
- Aplicar el amoníaco: Vierta unos 50 ml de amoníaco dentro de la bolsa y ciérrela bien. El amoníaco es muy volátil y debe manipularse en un área bien ventilada.
- Distribuir el producto: Agite ligeramente la bolsa para que el amoníaco se distribuya por toda la superficie de la rejilla.
- Dejar actuar: Coloque la bolsa en un lugar cálido y déjela actuar entre 24 y 48 horas, dependiendo del nivel de suciedad acumulada.
- Retirar y limpiar: Tras el tiempo de espera, retire la rejilla (usando guantes) y deseche las bolsas con cuidado. Limpie primero los residuos con las manos o un trapo.
- Frotar los restos: Use la esponja metálica con un poco de detergente para eliminar los restos más resistentes.
- Enjuagar y secar: Finalmente, enjuague bien la rejilla con agua caliente y déjela secar al aire.
Consejos adicionales:
- No inhale el amoníaco y evite el contacto directo con la piel.
- Realice el proceso en exteriores o cerca de una ventana abierta.
- Este método es efectivo tanto para rejillas esmaltadas como de hierro fundido.
- Para un mantenimiento regular, limpie las rejillas con agua caliente y detergente cada semana.
- Si el olor del amoníaco persiste, enjuague nuevamente con vinagre diluido.
- Use una vieja toalla o alfombra como base para evitar manchas durante la manipulación.
- No reutilice las bolsas de plástico usadas para la limpieza.
- Para resultados óptimos, realice una limpieza profunda cada dos meses si cocina con frecuencia.