Casi nadie sabe por qué los troncos de árboles se pintan de blanco

Si has observado en huertos o fincas, habrás notado que muchos árboles tienen sus troncos pintados de blanco. A primera vista puede parecer una cuestión decorativa o una costumbre curiosa, pero en realidad se trata de una técnica antigua del cuidado de jardines y árboles, sencilla, natural y con múltiples beneficios para la salud de la planta.

Protección frente a las variaciones de temperatura

Las variaciones drásticas del clima afectan directamente la corteza del árbol. Por ejemplo, durante el invierno el sol puede calentar un lado del tronco durante el día y, al caer la noche, el frío intenso producir un choque térmico. Este fenómeno puede hacer que la corteza se agriete o se desprenda —algo conocido como “quemadura de invierno”. La capa blanca funciona como una especie de protector solar: refleja la luz, reduce las oscilaciones térmicas y protege la corteza de las agresiones climáticas.

Esta técnica es especialmente útil en árboles jóvenes, que tienen troncos más delicados.

Barrera natural contra insectos

Insectos como hormigas, escarabajos y barrenadores suelen ascender por los troncos para alimentarse de las partes más tiernas del árbol. La pintura blanca crea una barrera que desorienta a estos visitantes y dificulta su escalada. Algunas recetas de pintura incluyen ingredientes naturales —por ejemplo aceite de neem o tierra de diatomeas— que tienen propiedades repelentes.

De esta forma, el árbol queda protegido sin recurrir a pesticidas u otros productos químicos nocivos.

Menor incidencia de hongos y enfermedades

La humedad es una de las principales causas de hongos y pudrición en los troncos. Cuando el agua se acumula en pequeñas grietas de la corteza, se crea un ambiente perfecto para el desarrollo de moho y otros microorganismos. La pintura blanca ayuda a evitar ese problema: sella las microfisuras, impide la penetración del agua y al mismo tiempo, siendo porosa, permite que el tronco “respire”. Así, contribuye a mantener la corteza seca y saludable, lo cual es particularmente relevante en regiones muy húmedas.

Protección frente a roedores

En épocas frías, cuando hay escasez de alimento, conejos, roedores e incluso ciervos pueden roer el tronco de los árboles. Este comportamiento puede causar daños serios —incluso llegar a matar la planta. La pintura blanca, junto con la textura que esta aporta y, en algunos casos, la adición de aceites esenciales de menta o ajo, resulta suficiente para ahuyentar a estos visitantes indeseados. Es un método sencillo, eficaz y totalmente natural.

¿Qué tipo de pintura usar y cuándo aplicarla?

No sirve cualquier pintura blanca. Lo ideal es utilizar productos específicos para uso agrícola, que estén formulados con cal, arcilla o látex hortícola. Estas formulaciones ecológicas permiten que el tronco respire y ofrecen una buena protección frente a los agentes externos. La aplicación debe realizarse con brocha, cubriendo el tronco hasta aproximadamente 50 centímetros de altura.

IMPORTANTE: El mejor momento para pintar es al final del otoño o al inicio del invierno, antes de las primeras heladas.

En resumen: pintar los troncos de los árboles de blanco no es solo una cuestión estética. Es una práctica de jardinería tradicional que protege al árbol de temperaturas extremas, insectos, hongos, humedad y roedores, favoreciendo su salud y desarrollo.

¡Si estás a cargo de árboles jóvenes o de un huerto, esta es una medida simple que puede marcar una gran diferencia!